Salcobrand marzo , 2018
Cuando nos convertimos en madres dejamos atrás lo racional y damos paso al instinto, algo de lo mamífero se apodera de nosotras para responder a las necesidades de nuestra guagua y entender qué es lo que necesita en cada momento, en cada petición o llanto. ¿Cómo enfrentar este proceso?
En un primer momento lo único que vamos a necesitar es tiempo para conocer a nuestro hijo (a), entenderlo y aprender el ritmo de este nuevo vínculo marcado por los horarios y las nuevas sensaciones. Una vez que se establece este lazo, aparecen distintos desafíos, por ejemplo: la vuelta al trabajo.
Un momento de conciliación
Conciliar maternidad y trabajo es difícil pero no imposible. En Chile –generalmente- logramos una conciliación intermedia. Es decir, no podemos ir al trabajo con nuestras guaguas, pero podemos quedarnos con ellas algo de tiempo para luego buscar formas de cuidado más o menos seguras que nos permitan trabajar tranquilas.
¿Qué necesitamos para trabajar tranquilas?
Encontrar un lugar adecuado: muchas madres necesitan encontrar una sala cuna o jardín infantil cercana a su lugar de trabajo. Para esto es importante revisar todas las disponibles e ir clasificando según distintos ítems de importancia:
-Seguridad del lugar: todas las salas cunas y jardines infantiles tienen que cumplir con la normativa y tener verificación JUNJI.
-Implementación: al ir a conocer el jardín veremos mucho de su decoración, material didáctico y limpieza, ítem crucial para tomar una buena decisión.
-Personal capacitado: tener en cuenta el número de niños a cargo de cada adulto, la capacitación de las docentes y un ambiente que llene nuestras expectativas.
-Coherencia en la educación del jardín: debemos revisar cuan parecidas son las reglas, estrategias y formas de resolver los conflictos con el fin de saber si se parece a lo que tenemos dispuesto en casa.
-Necesidades específicas de cada niño: importante conocer el tipo de educación, pues cada niño necesita algo distinto.
Explicarles a nuestros hijos de qué se trata esta nueva etapa: Una vez que encontramos el lugar adecuado, vamos contarles a nuestros hijos en qué consiste esta nueva etapa. Hablamos de nuevos horarios, preocupaciones y nuevas experiencias. “Sé que me echarás de menos… es normal, pero nos volveremos a encontrar a tal hora”, por ejemplo, una forma más de comunicarnos con ellos.
Ser respetuosos en la adaptación de los niños al jardín o sala cuna: de esa manera ellos no tendrán miedo, irán más contentos y nosotras trabajaremos tranquilas.
Conectarnos con sus necesidades: compartir con ellos, escucharlos, jugar, contar cuentos. De esta manera ellos sentirán que, a pesar de estar separados muchas horas, al volver existe una conexión especial.
Estar atentas a cualquier cambio de conducta: si existe algún cambio significativo hay que indagar, pedir ayuda profesional para verificar qué puede estar insegurizando a nuestro hijo.
¿Qué pasa con nosotras?
Trabajar fuera de casa y ser madre es muy cansador. Finalmente respondemos a las necesidades laborales y a las de nuestro hijo (a) con el mismo apuro lo cual hace que al final del día estemos agotadas.
Para cuidarnos es importante:
Buscar una red de apoyo: los demás miembros de la familia pueden ayudarnos. Pedir ayuda no te hace mala madre, al contrario, aliviana y te hace estar en mejores condiciones para disfrutar.
Tiempo para nosotras: a pesar del poco tiempo es importante hacer cosas que nos gusten y nos llenen de energía. Cada una sabe lo que necesita: leer un libro, ir al gimnasio, a la peluquería o compartir un rico té con las amigas. A la vuelta de tu actividad favorita tendrás más disposición y energía para disfrutar a tus hijos.
Tiempo con la pareja: el tiempo en pareja es fundamental. ¡Organícense! Acá la pareja se convierte en compañero-padre y las relaciones también se van ajustando a lo largo del tiempo. Puedes disfrutar de pasear al bebé tanto como saliendo a bailar.
Duerme y descansa lo que más puedas: a veces será menos, otras veces será más. Pero inténtalo y oblígate a apagarte. Desconecta el móvil y no te lleves el trabajo a la casa. Descansa de verdad.
Acércate a otras madres que trabajan: en lo virtual, en lo real o como quieras. ¡Juntas somos más!.
Esta nota fue realizada en colaboración con Varinia Signorelli, psicóloga profesional UNAB