Salcobrand , 2021
Reconocidas como la primera causa de muerte en nuestro país, las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse. ¿Cómo hacerlo? Te lo contamos a continuación.
¿Sabías que tu corazón palpita alrededor de 115.000 veces por día y late un promedio 42 millones de veces por año?
Lao Tse, el famoso filósofo chino, decía que “10 gramos de prevención equivalen a un kilogramo de curación”. Una premisa que se confirma si de cuidados coronarios se trata, pues basta tomar simples precauciones para proteger al miembro más significativo de nuestro organismo. Tal y como sugiere la Fundación Española del Corazón, “si las personas siguen una alimentación sana y balanceada, practican ejercicio por 45 minutos al día y mejoran su bienestar, se podrán revertir las cifras que estiman que los fallecimientos por esta causa alcanzarán los 23 millones de casos mundiales el año 2030”.
Pero ¿qué papel cumple este órgano que lo transforman en el motor de nuestro cuerpo y en la cuna de nuestra sensibilidad? Nada más ni nada menos que ser el músculo más potente, el protagonista del sistema circulatorio y responsable número uno del funcionamiento de nuestra vida en general, pues de éste depende que la sangre circule por todas y cada una de nuestras células, administrando el oxígeno y los nutrientes necesarios, y eliminando el dióxido de carbono y las sustancias residuales que permiten subsistir.
Parte por mejorar tu dieta
Para promover la longevidad, fortalece tu corazón y aliméntate como corresponde, sobre todo si estás en la década de los 40, edad en la que aumentan las probabilidades de desarrollar patologías cardiovasculares. Para ello, incrementa el consumo de ingredientes que contengan ácidos grasos esenciales como omega 3 y 6 y productos abundantes en fibra. Incluye en tu dieta, por ejemplo:
Nueces: reconocidas como uno de los alimentos asociados a una menor mortalidad por enfermedades coronarias acorde a un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Estados Unidos.
Brócoli: verdura que rica en ácido fólico, zinc, calcio, hierro y antioxidantes, previene la ocurrencia de accidentes cardiovasculares.
Chocolate negro con al menos 70% de cacao: en dosis moderadas restaura la flexibilidad de las arterias, promueve la circulación sanguínea y reduce el riesgo de desarrollar arterosclerosis.
Frutillas y arándanos: grandes fuentes de flavonoides que permiten dilatar y regular la presión arterial. Así y acorde a una investigación de la American Heart Association publicada en la revista Circulation, “comer 3 o más porciones de estas frutas frescas a la semana, disminuiría en hasta un tercio el riesgo de padecer ataques por esta causa”.
Alimentos ricos en taninos: como vino tinto y uvas, que ejercen una acción antioxidante al momento de prevenir las enfermedades degenerativas y bajar los niveles de colesterol malo.
Legumbres: sus proteínas de gran calidad y escasez de grasa contribuyen a controlar el colesterol en la sangre y disminuyen en un 22% la probabilidad de sufrir patologías cardíacas.
Avena: al contener altas cantidades de fibra beta-glucano, absorbe el colesterol en el intestino, ayudando a que se digiera más fácilmente, e impidiendo que se acumule en el sistema circulatorio.
Té verde: tomar 2 tazas diarias hace descender los niveles de grasa en la sangre.
Pescados: acorde a una publicación aparecida en la revista Journal of the American College of Cardiology, comer habitualmente pescado como reineta, merluza, salmón o lenguado, es clave para conservar un corazón sano, pues su ingesta baja los niveles de colesterol y triglicéridos, e incrementa la fluidez sanguínea.
EN RECUADRO
Siempre consume
Evita