Salcobrand junio , 2020
Permanecer en casa durante períodos prolongados de tiempo puede plantear un problema no menor para mantenernos físicamente activos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una guía para que las personas sanas se mantengan activas durante la cuarentena ¡Conócela!
Las cuarentenas y el aislamiento social siempre generan un porcentaje importante de estrés, sobre todo si el periodo de encierro se extiende por un par de meses. Cada persona reacciona diferente, pero todos de una u otra manera verán afectada su rutina y estado físico.
Se ha demostrado que la actividad física regular ayuda a aliviar el estrés, es una forma natural de combatir y reducir los síntomas de la ansiedad y la depresión, reduce la presión arterial y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes, así como algunos tipos de cáncer, en específico el de colon y mama, y es una manera de prevenir enfermedades musculares y la osteoporosis.
Es por eso que la Organización Mundial de la Salud entregó recomendaciones para continuar con una vida activa y fortalecer el cuerpo.
Jóvenes (5 a 17 años)
Para los niños y jóvenes, la actividad física consiste en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT, se recomienda que:
Adultos (18 a 64 años)
Para los adultos, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales (es decir, trabajo), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT y depresión, se recomienda que:
Adultos mayores (de 65 años en adelante)
Para los adultos de este grupo, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y funcional, y de reducir el riesgo de ENT, depresión y deterioro cognitivo, se recomienda que:
¡Estar en movimiento es lo mejor!
Por Daniela Valdebenito