Menopausia precoz: Una invitada no deseada

Sabido es que las mujeres nacen con un número determinado de óvulos, aproximadamente un millón, los cuales se van liberando y perdiendo a partir de la pubertad y con cada menstruación, hasta llegar al período donde se acaba la reserva ovárica y se registra el fin de la etapa reproductiva.

EN CHILE, LA EDAD PROMEDIO EN LA QUE LLEGA LA MENOPAUSIA ES A LOS 51 AÑOS, AUNQUE SE CONSIDERA NORMAL A PARTIR DE LOS 42 Y HASTA LOS 55.

Sin embargo, ¿qué ocurre si este proceso se adelanta? Se habla de menopausia precoz o Fallo Ovárico Prematuro (FOP), que se traduce en el cese permanente de la regla -o amenorrea- previo a cumplir las cuatro décadas, conllevando el término de la ovulación y, por ende, derivando en infertilidad, y reduciendo la producción de hormonas femeninas, especialmente estrógenos. Así y acorde a estadísticas de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) una de cada 100 mujeres menores de 40 años y una de cada 1.000 antes de cumplir los 30 presentará este problema.

Y no sólo eso, la menopausia prematura puede ser perjudicial para la salud ósea, coronaria y de tiroides, por lo que es esencial conocer con antelación sus causas y síntomas.

LAS MUJERES QUE DEJAN DE MENSTRUAR DE MANERA TARDÍA, TIENEN MENOS PROBABILIDADES DE PADECER PROBLEMAS CARDIOVASCULARES Y OSTEOPOROSIS, YA QUE CONSERVAN LOS NIVELES DE ESTRÓGENOS NORMALES POR MÁS TIEMPO.

Origen desconocido

Aunque poco se sabe del factor que adelanta este período, pues para muchos su origen es incierto, puede estar asociado a tratamientos oncológicos, cirugías de extirpación ovárica o enfermedades autoinmunes, llegando a tener en algunos casos un componente genético. Por lo que, si existe algún antecedente familiar al respecto, lo mejor es prevenir y examinar la reserva ovárica a partir de los 25 años.

Si de señales se trata, el abanico es amplio: desde mujeres asintomáticas que no logran fecundar, hasta aquellas que presentan los mismos signos de la etapa menopáusica, es decir, sofocos, menstruaciones irregulares, resequedad vaginal, sudores nocturnos y cambios de ánimo, entre otros. Para confirmar el diagnóstico, lo mejor es consultar a tu ginecólogo y tener esperanza, porque existen tratamientos para poder aminorar las consecuencias o lograr embarazarse.