Salcobrand noviembre , 2021
Estas plantas no sólo adornan los espacios y aportan alegría a las personas o los jardines, también ofrecen aroma, sabor y bienestar a quienes las cultivan o aprovechan sus propiedades curativas.
¿Sabías que las flores mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés de la gente que convive con ellas? Al menos eso estableció un estudio llevado a cabo por la doctora Nancy Etcoff de la Universidad de Harvard, sosteniendo que estas plantas son capaces de aminorar las preocupaciones y tristezas con únicamente contemplarlas…
Si incluso hasta pueden despertar la creatividad, acorde a una investigación del doctor Roger Ulrich de la Texas A&M University, pues su presencia promueve la generación de ideas y soluciones originales en los entornos laborales.
Por algo hace tiempo que dejaron de ser un mero objeto decorativo, para impactar en la vida humana de diversas maneras. Y es que tal y como dijo alguna vez Luther Burbank, el ilustre botánico estadounidense del siglo XIX, “Las flores siempre hacen mejor a la gente, más feliz y servicial: son la luz del sol, la comida y la medicina del alma”.
Así, por ejemplo, las gerberas y bromelias son efectivas a la hora de purificar los ambientes, puesto que absorben el dióxido de carbono, convirtiéndolo en oxígeno. Las orquídeas, en tanto, son ricas en antioxidantes e ingrediente recurrente en productos de cosmética, ya que ayudan a combatir a los radicales libres gracias a su alto contenido en minerales. Las rosas, protagonistas de cualquier arreglo floral, poseen la capacidad de calmar y suavizar la piel y en formato de infusión, contribuyen a mejorar la circulación sanguínea y desintoxicar el hígado. Los hibiscos, por su parte, sirven como exfoliante, estimulando la renovación cutánea, mientras que los crisantemos transformados en té pueden aliviar la fiebre y la jaqueca.
¿Y el jazmín? Esta planta que seduce por su belleza y fragancia tiene propiedades terapéuticas, cosméticas y alimenticias… En aceite, es un reconocido antidepresivo natural y también un antiséptico; al inspirarlo, puede provocar alivio en cuadros de tos y como refresco o ingrediente en postres y bebidas, calma las angustias y relaja.
¿Y las especies silvestres?
Son las reinas indiscutidas al momento de sanar alguna dolencia, por algo la rosa mosqueta fortalece el cutis y el pelo, consecuencia de su aporte en ácido retinoico y vitaminas A y C. La manzanilla, no sólo sirve para tratar los problemas estomacales, también es fantástica para reducir la irritación o resequedad cutánea. La caléndula contiene taninos astringentes que incrementan la elasticidad e hidratación de la piel. Mientras que la lavanda, se distingue por sus beneficios antiinflamatorios y antisépticos, siendo un gran complemento para las quemaduras solares, aparte de permitir controlar cuadros de ansiedad, insomnio, dolores reumáticos e, incluso, trastornos digestivos. Y, por último, la árnica previene moretones en caso de sufrir caídas o golpes.
Cuerpo y alma en armonía |
Pero las flores también aportan al bienestar físico y emocional de la gente. Tal y como cuenta Daniela Selame, Terapeuta Energética (www.danielaselame.com), “su poder fue descubierto por el médico inglés Edward Bach en los años 30, quien fundó una terapia floral con su nombre y estableció que tanto las enfermedades físicas como mentales surgen a partir de una desalineación entre el alma y la personalidad”. Así, y tras una ardua investigación en la campiña británica, este bacteriólogo y patólogo constató cómo las frecuencias vibratorias de estas plantas se conectan con la energía de las personas, actuando sobre las causas de sus problemas y despertando en ellas el poder de autocuración: “Son 38 esencias florales, que divididas en 7 grupos, transforman los estado mentales negativos en positivos y tratan sentimientos tan diversos como el miedo, la incertidumbre, el desinterés en el aquí y el ahora, la sensación de soledad, el desánimo y la desesperación o la preocupación excesiva por los demás”, comenta la especialista. Además de indicar que esta terapia puede usarla gente de cualquier edad y sin contraindicaciones: “Por ejemplo, la flor Chicory se vincula con el apego y el desapego, la Holly para quienes se dejan influenciar por los demás y Sweet Chestnut para aquellos que sienten desánimo o tristeza”.
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